domingo, 11 de abril de 2010

La calle, nuevo escenario de prostitución infantil

La calle, nuevo escenario de prostitución infantil



Unidad Investigativa de El PAIS

Delito. El acceso carnal abusivo de infantes de menos de 14 años da una pena que puede oscilar entre los 12 y los 20 años de prisión. Por inducir a la prostitución, las penas van entre los 10 y los 22 años de cárcel. Para los actos sexuales con menor de 14 años o en su presencia, o cuando se le induzca a prácticas sexuales, la ley estipula reclusión de 9 a 13 años.
Jorge Orozco / El País
El País presenta el panorama de la explotación sexual de menores en la ciudad. Padres o tíos ‘alquilan’ a niños en plena calle para prácticas sexuales.

on las ocho de la noche de un miércoles cualquiera en la capital del Valle. Dos hombres sostienen una conversación a unos pasos del cruce de la Carrera 66 con Avenida Pasoancho, al sur de Cali.

–No le haga cochinadas a la niña.

–¿Cuanto vale el ratico?

–Cien mil y puede parquear el carro acá a la vueltica… pero si se la quiere llevar es el doble y me deja la cédula.

La charla es el punto culminante de una negociación para adquirir sexo, transacción que según las cifras de las autoridades es cosa de todas las noches en la ciudad y que en esta ocasión comenzó cuando un carro se detuvo frente a dos niños que se rebuscan la vida en el semáforo de dicho cruce.

El hombre del vehículo les compra un paquete de cigarrillos y pregunta si conocen alguien que quiera subirse al carro y pasarla rico. Sin inmutarse el mayor de los muchachos, de unos 13 años, le responde que si quiere con ellos o si está interesado en una mujer y señala otra figura infantil que los mira indiferente desde el poste donde recuesta la delgadez de sus 15 años.

Tiene los ojos grises como el pavimento donde se convirtió en mujer y dice que se llama Rosario, pero que el precio lo cuadra su tío, un hombre alto y obeso que atiende una venta ambulante donde se consiguen desde minutos para celular hasta papeletas de basuco. Es el tipo que pide como garantía $200.000 y la cédula, por dejar ir a la sobrina a tener sexo con un desconocido.

Asunto de ‘chulos’

Lo primero que se debe entender cuando se investiga y se habla de la ‘prostitución infantil’ es que dicha práctica no existe. Elmer Montaña, quien hasta hace poco dirigió la Comisión de Reparación y Reconciliación en el occidente del país, explica que “por lo general los niños son iniciados sexualmente por adultos, quienes abusan de ellos y los explotan. De acuerdo con la Ley un menor de edad no es autónomo para vender su cuerpo, se entiende entonces que su voluntad ha sido forzada”.

Este abogado, que fue fiscal en el Distrito de Aguablanca, insiste en que no se debe estigmatizar a la niñez. “La gente cree que los menores de manera voluntaria, libre y soberana deciden dedicarse a la prostitución y cuando el problema se maneja en esos términos, la sociedad no se motiva para hacer algo por esos pequeños que en realidad están siendo explotados por un adulto sin escrúpulos”, concluye Montaña.

Por eso las acciones de las autoridades van encaminadas contra los proxenetas (chulos) de menores, como el ‘tío’ de los niños del semáforo, que son considerados verdaderos camaleones pues saben mimetizarse en los establecimientos nocturnos y en las calles, la mejor de las vitrinas para quienes comercializan los cuerpos de infantes.

Los pequeños son la presa favorita de las redes dedicadas a la prostitución, la trata de personas y la drogadicción, y en las calles deambulan como la carnada perfecta, pues según las autoridades, los andenes y las vías de Cali albergan a por lo menos 2.000 chicos que son vendedores ambulantes o viven de la mendicidad.

En el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, la Policía y la Alcaldía de Cali manifiestan estar conscientes de que los niños de la calle viven en alto riesgo de caer en las redes del comercio sexual y aseguran que por eso se han implementado operativos en la ciudad, sobre todo por los alrededores de las avenidas Roosevelt, Tercera Norte, Sexta y Pasoancho, la Autopista Suroriental y el centro de la capital del Valle.

John Arley Murillo, director de la regional Valle del Icbf, comenta que por lo menos una vez al mes hay recorridos de control que ya han dejado, como resultado, el retiro de 25 menores del seno de sus familias en el último año. La razón para tal castigo es que los encuentran como vendedores callejeros junto a sus padres, aunque las autoridades no descartan la existencia de algún foco de explotación sexual.

¿Problema menor?

Pese a las acciones emprendidas, para el Director regional del Icbf fue una sorpresa enterarse por este diario que hay niños que se acercan a un carro y ofrecen sus cuerpos a cambio de unos pesos.

“Hasta ahora no había tenido noticia de este tipo de hechos”, dice el funcionario y explica que los casos más comunes se presentan en sitios clandestinos. Reitera que en este trabajo no sólo el Estado y los organismos de protección tienen responsabilidad para recuperar a los niños de las calles. “El Icbf trabaja de la mano con la comunidad, porque la gente ya ha tomado conciencia del poder de las denuncias”, anota.

Aunque Murillo sostiene que la gente está denunciando más que antes, el número de quejas sigue siendo reducido frente a la magnitud de un problema con una tendencia a empeorar registrada en los últimos años.

De hecho, entre las primeras 114 denuncias sobre abuso sexual que el Icbf ha recibido en el 2010, sólo se ha podido esclarecer con certeza que una de ellas correspondió a un menor.

En el resto del país, el panorama es similar, pues el promedio de denuncias es de 400 anuales, según estimaciones que maneja el Icbf en Bogotá. Por su parte, la fundación Renacer señala que al año alrededor de 25.000 niños son explotados sexualmente en Colombia.

Un estudio de esta fundación también indica que los proxenetas saben que ya no pueden frecuentar como antes los habituales prostíbulos que eran el lugar de la transacción, por lo que en la actualidad a las autoridades se les dificulta su localización. Así que las calles y las casas se convierten en los predilectos para camuflar su ilícito.

La intendente Alba Nora Casanova, de la Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, coincide con esta apreciación y agrega que quienes denuncian no lo hacen de manera oportuna o no entregan la información correcta de los sitios donde se pueden ubicar a estos pequeños.

“Parece que les advierten de la presencia de las autoridades, porque ha habido ocasiones en que se acude al lugar donde estarían los menores y nunca aparecen”, dice Casanova. Incluso, hasta el jueves pasado no se había podido identificar a los niños que estaban en la Avenida Pasoancho, según se denunció hace una semana en un blog de este diario. Ni siquiera cuando los agentes han ido a buscarlos, sin usar el uniforme policial.

En cuanto a las capturas, tampoco hay cifras alentadoras. Hasta ahora no pasan de cinco los detenidos por delitos sexuales contra la niñez, como pornografía infantil, turismo sexual, acceso carnal violento o abuso.

Cadena de abusos

Otro escenario en el que también se puede encontrar el sombrío rastro de la explotación sexual de menores es en la glorieta de Alfonso López, vía que sirve de salida hacía Juanchito y de acceso a una zona del Distrito de Aguablanca.

Allí, sobre el costado occidental de la glorieta y a menos de 200 metros de la Base Aérea Marco Fidel Suárez, camufladas entre los vendedores ambulantes, ofrecen sus servicios sexuales algunas meretrices.

La mayoría son veteranas en el oficio, mujeres entre 25 y 35 años. Una de ellas, al ser abordada por un periodista de este diario ofreció traer por $300.000 a una de sus primas, menor de edad que, según dijo entre risas, “está haciendo sus primeros pinitos en las artes amatorias”.

El sicólogo William Márquez, del Icbf, explica que la actitud incoherente y cruel de prostituir a un familiar, es una forma común de abuso sexual, el cual implica casos ocurridos en los hogares, como violaciones por parte de un conocido o un pariente.

“Esos casos no se denuncian tanto como uno quisiera debido a que el factor económico que implica la explotación sexual dificulta poner en alerta a las autoridades por el miedo que genera todo lo que se mueve detrás”, asegura el profesional.

Otros sicólogos del Icbf manifiestan que hasta el narcotráfico y las mafias estarían involucrados en casos de abusos y comercio de menores.

Al respecto, el Director del Icbf Valle pone de ejemplo el norte del departamento por ser un corredor que conecta con el Eje Cafetero, donde se presenta una tendencia significativa de casos de abuso sexual infantil.

Por tal razón, afirma, se han reforzado las medidas de prevención y de protección. “Hay una red pública en Cartago, modelo en la aplicación de iniciativas, que trabaja con la Alcaldía de ese municipio”, anota Murillo.

Además, menciona la conformación del Comité Interinstitucional Consultivo de Prevención y Atención Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, Víctimas de Abuso Sexual en el Valle.

Uno de los más recientes informes de dicho comité señala que el año pasado se contabilizaron 707 denuncias por abuso sexual de menores. Los niños que tenían entre 5 y 12 años recibieron la mayoría de los ataques y el principal agresor fueron personas desconocidas para ellos.

Sobre el norte del Valle también se ha pronunciado algunos profesionales de la Línea 106 de Atención Infantil y Juvenil, Corpolatin. Sostienen que “detectamos que hay niñas que son utilizadas para redes de explotación hacia el Eje Cafetero, especialmente los fines de semana. Las llevan hasta Cartago y allí las recogen y las trasladan a la zona desde donde las devuelven el domingo siguiente a sus padres, quienes nuevamente las trasladan a Cali”.

El Subsecretario de Gobierno de Cali, Fortunato García, expresa que la Alcaldía está atenta de la situación, la cual calificó de preocupante en Cali, “por los niños y niñas que son forzados a realizar actos sexuales con adultos y, más aún, cuando hay casos de menores que encubren a sus padres”.

Para Ramiro Álvarez, psicoanalista de la Fundación Buen Pastor, una de las entidades de protección de menores en la ciudad, cuando los niños justifican una conducta irregular de alguno de sus progenitores se debe a que están buscando identificarse con un modelo.

Y considera que para llegar a soluciones de fondo no basta con cuestionar los niños que ofrecen su cuerpo en semáforos. “Ese no es el verdadero problema, es sólo un síntoma de un mal mayor, de los factores sociales y culturales que inciden en la formación de la personalidad de ese niño”.

¿Dónde denunciar?

  • En la Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, en el barrio Nueva Floresta. Número de teléfono 4442916 o a través del correo mecal.pinad@policía.gov.co.

  • La Fiscalía cuenta con centros de Atención Integral a la Víctima de Abuso Sexual. Uno de ellos está en la Casa de Justicia de Siloé, otro en Aguablanca y en el edificio Los Conquistadores.

  • Se puede acudir al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en la Calle 34No. 2-00 o a través del número de teléfono 6676525.

  • También funciona la Línea de Atención Infantil y Juvenil, marcando el 106. De las 700 llamadas de niños que buscaron ayuda en 2009, 64 se relacionaron con casos sexuales. Y está disponible la línea gratuita 018000937800 ‘No te calles más’.

    Términos

  • Los organismos de protección como el Icbf se refieren a este problema como explotación sexual ya que los menores no eligen por cuenta propia esa conducta. Es una forma de violencia sexual que incluye el abuso de un adulto que remunera con dineros o en especie a un menor.

  • Los niños son explotados en ilícitos como prostitución, pornografía, turismo y trata de personas, explotación sexual por parte de grupos al margen de la ley y matrimonios serviles.

    En pocas palabras

    "¿Qué por qué lo hago? Pues por plata. Me va mejor en la calle, porque me pagan, mientras que en la casa se lo tengo que hacer gratis a mi tío”.

    "Mientras estoy tocando o me tocan pienso en en otras cosas para que no me dé asco, como en lo que me voy a comprar con la plata que me den”, niño entrevistado en un semáforo.

    Dato clave

    La Unidad de Infancia y Adolescencia de la Policía reporta casos de adolescentes como agresores sexuales de menores de edad. En el 2007 se registraron 11 casos. En 2008, otros 52 y 6 más en 2009.

    Tomado de EL PAIS (Cali) Abril 11 de 2010
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